23 de diciembre de 1934
¡¡Volvemos al pueblo!! Hemos estado poco más de un mes en el cuartel de Salamanca. Aunque todavía nos quedan otros dos meses allí nos han dado permiso de 10 días por Navidad. Es dura pero divertida la vida en el cuartel. Fermín y yo somos compañeros de habitación junto con otros dos chavales de Ávila. Son muy majos. Nos hacen levantarnos muy temprano y nos hacen todo tipo de perrerías: correr con mochilas cargadas sin haber desayunado, comidas bastante malas, revisiones, mucha instrucción,... pero tiene cosas buenas: nos dejan utilizar las armas, nos han enseñado a conducir,.... y lo mejor de todo. ¡¡Los días libres por Salamanca!! ¡¡No sabía que Fermín podía ser tan ligón!! A pesar de todo también hay buenas borracheras.
Por Navidad todos los quintos traemos mucho cansancio y mucha hambre. Vamos vestidos con los uniformes del ejército para vacilar en nuestro pueblo, aunque la verdad que poco tiempo creo que nos duren puestos, pues estamos en mitad de la campaña de aceitunas y tenemos que ayudar en casa. Tengo muchas ganas de ver a mi madre, a mis hermanos y sobre todo a mi padre.
Aparte está Adela... tengo muchísimas cosas que contarle y quiero aprovechar estos días fríos que tenemos para estar juntos... sobre todo porque cuando volvamos nos destinarán a otro lugar y no sé cuándo podré volver.
¡¡Volvemos al pueblo!! Hemos estado poco más de un mes en el cuartel de Salamanca. Aunque todavía nos quedan otros dos meses allí nos han dado permiso de 10 días por Navidad. Es dura pero divertida la vida en el cuartel. Fermín y yo somos compañeros de habitación junto con otros dos chavales de Ávila. Son muy majos. Nos hacen levantarnos muy temprano y nos hacen todo tipo de perrerías: correr con mochilas cargadas sin haber desayunado, comidas bastante malas, revisiones, mucha instrucción,... pero tiene cosas buenas: nos dejan utilizar las armas, nos han enseñado a conducir,.... y lo mejor de todo. ¡¡Los días libres por Salamanca!! ¡¡No sabía que Fermín podía ser tan ligón!! A pesar de todo también hay buenas borracheras.
Por Navidad todos los quintos traemos mucho cansancio y mucha hambre. Vamos vestidos con los uniformes del ejército para vacilar en nuestro pueblo, aunque la verdad que poco tiempo creo que nos duren puestos, pues estamos en mitad de la campaña de aceitunas y tenemos que ayudar en casa. Tengo muchas ganas de ver a mi madre, a mis hermanos y sobre todo a mi padre.
Aparte está Adela... tengo muchísimas cosas que contarle y quiero aprovechar estos días fríos que tenemos para estar juntos... sobre todo porque cuando volvamos nos destinarán a otro lugar y no sé cuándo podré volver.
8 comentarios:
: )
Hay cosas que nunca cambian. Tengo varios amigos soldados y hace un par de años hice un reportaje para clase sobre el ejército español. La conclusión personal a la que llegué fue que muchos, por no decir la mayoría, de los soldados jóvenes que se alistan, lo hacen porque no saben que hacer con sus vidas. Ah, y hoy en día también 'fardan' de sus uniformes.
Qué coñazo tenía que ser esto de hacer la mili. Ahora ya no se oyen estas batallitas pero hubo un tiempo que todos los chicos te contaban alguna.
Mi Felipín me habla de la mili todos los días. Él es el jefe de las tropas cuando no está Su Majestad.
Besos de Princesa.
lo único que me gustaba de chavala de ser mujer era no tener que ir a la mili...
Pues yo de muy peque lo que no entendía era que los chicos fuesen a la mili y tuviesen esas geniales anécdotas de las que presumir toda la vida, y las niñas no. Luego me di cuenta de que algunos campamentos o campings en los que había estado, eran peores que la mili y encima reflexionando comprendí que lo ideal y lo utópico sería que no tuviera que existir nunca un ejército. Ni profesional de ningún tipo. En fin :(
Un besito.
(Sevillana yo? Por qué?? Qué te llevó a pensar eso?? :O)
hola,soy nueva en tu blog.
Yo tambien estoy contenta de ser mujer porque me libre de la mili.
saludos
Vaya, cuantas veces habré escuchado a mi abuelo y a mi padre y sus amigos contando estas cosas sobre la mili...
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