Cibersexo

Érase una vez una niñita que conoció a un chico que estaba enamorado de ella. La niñita que al principio odiaba a ese niño, comenzó sin darse cuenta a quererlo. Se querían tanto, que ni siquiera las relaciones más íntimas satisfacían una mínima parte de su pasión. Después de varios meses de felicidad, el chico y la chica tuvieron que separarse. Sólo Internet sabía las cosas que se decían, cuánto se querían, cuánto se amaban, y cuánto necesitaban el roce de sus pieles. No había emails, ni messenger capaces de sustituir el contacto de sus pieles. El dolor se hacía cada vez más insoportable. Una webcam para practicar cibersexo no puede compararse al cuerpo caliente de la pareja.

Sin embargo, no sabían hasta qué punto la tecnología de hoy día ha evolucionado. Una rama de la tecnología llamada haptic (háptica) que en cristiano significa tecnología del tacto tiene la solución. Sí, se acabó tener que meterla en la disquetera, o poner el móvil en modo vibrador. La tecnología del tacto aplicada al sexo se llama teledildonics, que dios sabe cómo traducirlo: ¿teledildónica? Ahora, ciertos mecanismos permiten que al introducir el aparato en el otro aparato, los movimientos se transmitan a través de Internet para crear ese tacto que tanto anhelan las parejas que no pueden estar juntas por culpa de la distancia.

Modo de empleo

Podemos observar la gran ventaja de esta innovación, como poder estar en la cama, pues el aparato wireless (sin cables) permite ¡¡hasta cien pies de distancia!! Una vez más, la tecnología nos vuelve a sorprender.

Ahora el niño y la niña siguen estando a la misma distancia física, pero sus almas están más unidas, digamos que con una conexión ADSL a varios megabits por segundo.

Estaba claro que si la tecnología se aplica a las armas y a las drogas, el tercer gran negocio del mundo no podía quedar fuera.

P.D.: Los extraterrestres no tenemos ciertos instintos humanos. Y aunque me haya inventado la historia del niño y la niña, esta es una de las aplicaciones más importantes de la tecnología háptica.