lunes, 18 de febrero de 2008

Johny Reader Walker

En medio de una de las más terribles batallas, mientras arañaban el suelo sin ningún motivo aparente, se hizo el silencio más profundo. El suelo se abrió en dos. Me parece muy curioso que el tener tanto tiempo libre hiciera que no disfrutase del mismo. Un humo negro cubrió el valle. Ese día tan oscuro, pero a la vez reluciente, hizo tornarse totalmente negro para atacantes y defensores. Cuidado que viene un coche... Era la única oportunidad de salir con vida. Falat y Ardut encontraron la única forma de defender su ciudad: dejar ciego al adversario aunque eso implicaba cegarse ellos mismos. El semáforo está en rojo. Espero que los nuestros se retiren a tiempo: vamos a atacar a la multitud. Ellos son más por lo tanto: más morirán. Esa tía me ha mirado con cara de interesante... Ardut sabía que no volvería a ver a su hermano. Por desgracia, si no lo habían matado los persas, lo harían ellos mismos. No sé si le he gustado yo, o el libro que me estoy leyendo.

3 comentarios:

juan rafael dijo...

Al autor de ese libro no le falta imaginación ¿no?

clipper dijo...

que historia mas rara jejejeje
saludetees!!!

Jano dijo...

La historia es rara... pero todo esto viene a que voy leyendo por la calle y se cruzan las historias que leo con las historias que me van pasando :p